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Category: Poesía/Texto

Los años argentinos (1963-1972)

“El poema hay que irlo a buscar”, suele decir Luisa. Y vaya si lo ha estado haciendo desde ya hace más de 50 años, con una exquisita erudición y su infatigable carácter de exploradora de la palabra. En Futoransky se condensa lo más argentino de la lengua española y lo más universal de las tradiciones literarias, una suerte de Arca de Noé de nuestra poesía, un delicado ejercicio de equilibrista entre lo arltiano y lo borgeano.

En estos primeros poemarios —“mi catedral de ruinas”, como los define— vemos también un componente esencial de toda su obra: la música, algo que viene con ella desde los tiempos del Conservatorio Municipal de Buenos Aires con Cátulo Castillo como profesor, así como de su pasión por la ópera. Junto a esa melodía, a veces explícita y otras secreta, que articula sus poemas, se despliegan diferentes registros lingüísticos; van del hablar de los arrabales y su Santos Lugares natal a un lenguaje más lírico y elaborado, y que provocan en el lector una sensación simultánea de intimidad y extrañeza. Su permanente andar por latitudes y decorados lejanos le ha permitido encontrar los pasadizos para decirnos aquello que se encuentra en lugares a los cuales no podemos acceder desde la prisa y la ceguera.

Mariano Rolando Andrade

https://eleviatan.com/index.php/2019/06/08/l-a-argentinos/

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Los palimpsestos, papá, el aleph y yo

LUISA FUTORANSKY

Es disposición obligatoria del lector  el uso compartido del texto.

Afirmación que descubrí como dogma en mi niñez por obra y mérito de padre quien tenía como verdad inquebrantable la cima de cinco libros de lectura anual:

1 Biblia

2 Quijote

3 Odisea

4 Eneida

5 Los cuadernos de Mr. Pickwick

En cada lectura el papel y la encuadernación se descuajeringaban y los jeroglíficos de los comentarios al margen y en todo espacio libre de la página aumentaban.

Papá trataba de detener el deterioro inevitable de los libros forrándolos con viejos diarios y cinta adhesiva en los bordes. De lejos un ojo poco avisado no podría reconocerlos pero papá y nosotros sí, por el espesor, la altura, el turno de lectura.

Una de las normas del código de padre es que no se podía interrumpirlo hasta que no terminara el capítulo que previamente había destinado para leer ese día.

Entre los comentarios que recuerdo: “no se puede repicar y andar en la procesión. Aplausos. Cuánta razón tenía. No es cierto”. Y signos cuyo desciframiento Pa se llevó con él como asteriscos, círculos, doble admiración, una, dos o tres rayas verticales paralelas u horizontales. Todo con lápiz.

Vocación de Borges la de papá, vocación premonitoria del intertexto, manera de asentar y asentir descubrimientos.

Al tiempo que los libros y la biblioteca de algunos autores se valorizan por los comentarios al margen que los editores se disputan por editar en facsímil, ¿me quedará tiempo para volver a recorrer los viajes de Papá a su constelación favorita; la Osa Mayor, el planeta Marte y sobre todo a Venus, la estrella que en días como hoy no le puede ni nos puede faltar?

NB: Respecto a la noticia sobre enjuiciamiento del joven comentarista del “Aleph engordado”, me atengo a la muy ponderada RAE:

paparruchada

1. f. coloq. paparrucha (‖ noticia falsa y desatinada).

2. f. coloq. paparrucha (‖ tontería, estupidez).

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Embarque inmediato

a Mariano Rolando

mana, envuelve como anillos de Saturno
líneas de alta angustia,
gente en estado segundo
obedeciendo, siempre obedeciendo
que trasiega bultos, carritos, bebés
un mundo de sellos, ungüentos
de prohibido traspasar la línea blanca
la verde, la roja, la amarilla
las cámaras, desnudan sin pudor
tus condones, tu peso, tus juanetes
las llaves de casa
los accesos a tu corazón, a tu banco
y tus prótesis
casi es lo de menos

la autoridad te palpa
guay que no te dejes
la tragedia espía por la punta mugrienta de sus guantes

dejas atrás una mujer que se esmalta y seca con aspaviento
las uñas bien sombrías
el aire que se conduele por los pájaros que se suicidan
enroscándose en las hélices

por el ojo de buey te entregas
a un sueño con plumas huérfanas de una danza sioux
a la que por fin te atreves

y si sólo materializáramos las pesadillas?

Al aterrizar una sensación de planicie.
Zumbona, la pregunta:
¿para vivir mejor, esmerarse en soñar mejor?

el color de la tierra invernal es pálido
cubos de la nada
las casas han surgido
y tiritan como pueden

un merecido pitillo
antes de que entres en la rueda
vocinglera de gente en estado segundo
que trasiega bultos, carritos, bebés
más carros y más bebés.

Tarjeta postal:
Describir un paisaje permite, entre los pliegues, ocultar tu propio desmadre
siempre y cuando, claro está, no te detengas demasiado en un mismo sitio.
El imprevisto es frágil y siempre está a punto de desmayo.
Rutina y necedad le son fatales.

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de Duromundo

De la serie: duromundo

 

en china, su país
desapareció el patrón de interpol
en brasil, su país
ganó por afano, abrumador, las elecciones un tal bolsanaro, fascistón y racista
dos barcos chocaron en el mediterráneo y sudan petróleo
en el mediterráneo que debería ser un país
y es una fosa común

 

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Atando cabos

Sirio, la más brillante de la constelación del perro
es la estrella que produce los días caniculares

Adara es la segunda en refulgencia
Su nombre proviene del árabe, virginidad, flor de azahar,
pureza por antonomasia

Se estima en 60 mil el número de mujeres excisadas que viven en Francia
medio millón en Europa, unas 140 millones en el mundo

como en Europa es delito, las excisiones suelen practicarse durante las vacaciones escolares, cuando los padres llevan a las muchachas a los países natales

las cuchillas ¿cuántas veces sirven?
¿alguien desinfecta el alma de las chicas
que supura por siempre jamás?

Nombro aquí
algunas de las violencias que se hacen debajo del sol
de la luna
y de todo el sistema solar.

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Ruta de cigüeñas

Por mayo los campanarios de Navarra y Aragón lucen nidos con cigüeñas. Espléndidas y sabias prefieren las iglesias abandonadas más bellas y suntuosas, si son catedrales mejor.

En el altar de Santa Ana de Tudela las alitas de los ángeles están pintadas de bermellón violento. Con el tiempo, el polvo asentado lo ha convertido todo en borravino sangre. Se sabe: un amasijo de polvo y sangre impide volar.

Aquí los cirios destinados al culto son eléctricos. Tantas monedas pones, tanta gracia iluminada, breve como la vida, te concedo.

Las cigüeñas hicieron cría.
Anoche una medialuna plateada, misteriosa, encandilaba.
Puntuales, los pichones empiezan a volar.
Emigro, qué otra cosa por hacer.

Me diferencio de las cigüeñas en que ellas siempre vuelven.
Yo no.

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Telonera

Cada quien va por el mundo (de la escritura) con su propia cartuchera de útiles. A mí el viaje me permite asirme a cortinas y telones. Pueden estar desflecados o desteñidos y ser incluso de papel maché. Teatro rico o pobre. Pero los necesito para que la gente, aunque enmascarada, me hable de cosas ciertas.  O que creo que son ciertas. Para proteger mis entradas y salidas. Para ocultar trastos, muebles desvencijados, platillos de pocillos viudos; en el centro, invitante, la concha del apuntador, falsa esperanza de que alguien te sople el argumento porque suele estar vacía pero tiene una lamparita macilenta, una escalera estrecha, la entrada de un túnel. Alguna puerta se entreabre donde nace el poema y me pongo a salvo.

Salto de invierno, jardines de Luxemburgo

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Magenta

los lagos de Madison son vernáculos
uno apellida Monona
el otro Mendota
y navegan con el sol:
en Monona amanece,
en Mendota oscurece

Aquí, yo que perdí -si es que alguna vez la tuve-
la ciencia infusa de saber
quién es quién
en las horas de la vida

Aqui, yo sin saber
qué color ni qué cara tiene
la palabra magenta
tampoco si reivindica
familiaridad alguna con Maguncia
que más bien suena
a nombre de batalla

quien dice batalla
dice huérfanos
y muertos sin sepultura

debe ser por eso
que hoy amanezco más inerme
que de costumbre
y eso sí, triste
a más no poder.

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Kriti

1

En Creta, Monasterio de Toplú
Hania la marchita
Retimno de arquetipos
remonté palabras
joyas
lapizlázuli
esmeralda
uva pasa
esplendor de los olivares:
herida de belleza

2

alguna yo estuvo
a treinta años luz en Heraklion en el trucho Cnosos
extasiada ante los jóvenes que como si nada bailaban en los frescos
con la cornamenta de los toros
y dejaban un rastro de jazmines del país
mientras afanosas, las mamás cocinaban albóndigas
controlando los mares bruñidos y los crepúsculos
hasta hoy
donde aquí
cada guijarro, cada latido
negocia
su astilla de eternidad

bajo el firmamento rutilante
¿alguien puede no amar
los parrales de Archanés?

Isla de perros y gatos
cansinos
cigarras y pajaritos
vocingleros
que saben cerca la hora aciaga
de enfundar violines:
muy ciego y cierto en el meridiano
taconea invierno

en Hania, veneciana, una única sinagoga
desafía desde hace siglos
el salitre de la muerte
con su piscina de purificación
y su nombre
Arbol de la vida
casi intactos

crecido sin cuidado ni atención
el higo chumbo sabe defender
su prole y su dulzura

los minoicos
de ética y estética
hasta en las hierbas
de las tumbas
lo descifraron todo

la Callas imprecando
¡guerra, guerra, guerra !
se multiplica en las pantallas de los hoteles
el vecino alemán con avanzado parkinson
la aleja para comprobar que en su no tan lejano país
los nazis pisan fuerte el parlamento
una mujer ufana presenta sus mellicitas
que van idénticas por el mundo
privadas para siempre de alteridad

Creta oculta sus complicadísimas tramas
de mitos
asas de ánforas
y lámparas de aceite
aprendió que cuando se vayan los depredadores
los usureros
los masticadores de fétido aliento

la vendedora de gardenias
el vinoso ponto
seguirán allí
y Ulises también

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Yo, la efímera

pertenecí en siena a la contrada de la torre y tuve la inmensa dicha
de ver y rever al caballero guidoriccio da foliagno cabalgando sin apartarse un ápice de su destino, el universo rombado de negro alrededor y la plaza con el periscopio al centro
el pavimento de sibilas, la biblioteca piccolomini del pinturicchio, todos tan angélicos
y katia, la contralto armenia embutida en un traje de oso polar
canturreando el aria de la mujer barbuda
y nicola, el flautista búlgaro con quien encontramos una billetera en el suelo de la que poco devolvimos y mucho gastamos, hambrientos como estábamos de risa, de palio y amanecer en piazza del campo para ensayar en el teatro dei rozzi
mientras los muchachitos disfrazados de medioevo aterciopelado, lujosos, sonoros, absolutos de belleza
tamborilean marchas antiguas
para topártelos tan campantes en la pastelería
vendiéndote los inefables bizcochitos riciardelli, probalos
que no se te olviden

-si uno se casa con alguien de otra contrada, los días de palio debe volver para apoyar la de su nacimiento y no revelar nada de nada que concierna al personaje capital de la jornada el fantino
porque todo vale, comprarlo hasta envenenarlo por un buen rato

dos de julio madonna de Provenzano
dieciséis de agosto madonna della Assunta
estuve juro
sin una foto siquiera que atestigüe
mi sombra enredada entre los adoquines

siena no es efímera
yo más que tanto

París, 1 setiembre 2017

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