Cada quien va por el mundo (de la escritura) con su propia cartuchera de útiles. A mí el viaje me permite asirme a cortinas y telones. Pueden estar desflecados o desteñidos y ser incluso de papel maché. Teatro rico o pobre. Pero los necesito para que la gente, aunque enmascarada, me hable de cosas ciertas. O que creo que son ciertas. Para proteger mis entradas y salidas. Para ocultar trastos, muebles desvencijados, platillos de pocillos viudos; en el centro, invitante, la concha del apuntador, falsa esperanza de que alguien te sople el argumento porque suele estar vacía pero tiene una lamparita macilenta, una escalera estrecha, la entrada de un túnel. Alguna puerta se entreabre donde nace el poema y me pongo a salvo.
Telonera
Published in Poesía/Texto
Qué lindura. Es el poema el que te salva. uno sabe todo,pero el poema salva. A todos.
La gente (enmascarada) siempre nos habla de otras cosas.
Un abrazo a lo largo del tenue hilo que siempre a lo largo de muchos años no ha unido.
Perdón, quise decir nos ha unido.