Parafraseando a la Gran Ola
Por testigo, el Monte Fuji que tenemos dentro y siempre nos contempla
A los cinco años aprendí a hacer palotes. A los 50 había producido un gran número de textos sobre todo poemas y algunas novelas. Con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la verdadera forma de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Sin olvidar algunos humanos. Por lo tanto a la edad de 80 realicé cierto progreso, a los 90 habré penetrado más en la esencia del arte. A los 100 habré llegado finalmente a un nivel excepcional y a los 110, cada punto y cada línea que escriba, poseerá vida propia […]
Conjuro a quienes lleguen conmigo que digan si no cumplo mi palabra.