En medio de la nada, pero cerca del cementerio, una cabina telefónica blanca con su teléfono antiguo de discado, negro.
La gente la llama, el teléfono del viento. La donó un viejo y la dejó tal cual en su propiedad que hizo pública.
Allí acuden los inconsolables de Otsuchi-cho, cerca de Fukushima para hablar con los que le faltan después del tsunami.
Miles son los que pasaron por allí confiando logros, carencias, pidiendo ayuda y consejo.
Si es que vienen, si es que tantos vuelven es que alguien responde al teléfono.
A 10 años del terremoto y tsunami de magnitud 9, 1 que provocó el accidente nuclear de Fukushima, Japón el 11 de marzo de 2011.
El teléfono del viento, la cabina telefónica para “hablar” con los muertos en Japón
Incredible and wonderous poetry